domingo, octubre 16, 2011

Todos Santos

“Para el habitante de Nueva York, Paris o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con paciencia, desdén o ironía”. Octavio Paz


Mi Abueli, es originaria de Guadalupe Victoria, Puebla; y como ya les había platicado tiene un desarrollo, digamos peculiar… aún así, hemos conservado mucha de su cultura. Ella se ha encargado de mostrarnos la riqueza en tradiciones y leyendas de su tierra, y aunque muchos no han tomado el tiempo para escucharla… para mi, pasar tardes frente a ella, rodeada de sus historias, es de las cosas que más me gustan.

Cuando era pequeña, iba con ella al menos una vez cada bimestre a visitar a su hermana, que vive en su tierra natal… Tía Panchita es una señora dulce, pequeña, delgada, muy sensible y que tuvo al menos una docena de hijos; el contraste completo a mi Abueli Lucha.

Recuerdo correr por las calles de arena del pueblo, recogiendo capulines y yendo por el pan, con mis primos, para poner la ofrenda de Todos Santos; la tradición de Día de Muertos.

Dicen que la costumbre viene de raíces prehispánicas, donde enterraban a los muertos con objetos, comida y ofrendas para su viaje a la otra vida. Con la idea que al morir, las personas pasan al reino de Mictlán, donde tienen que estar un tiempo para después ir al cielo o Tlalocan, y para el viaje, necesitan comida y agua, veladoras para alumbrarse, dinero para pagar al balsero que los cruza por el río antes de llegar a Mictlán y un palo para ahuyentar al diablo. Todo se colocaba en su tumba y en el altar de muertos, en la visita anual a los vivos.

En algunos pueblos, como en el de mi Abue, aún se tiene la costumbre de recibir con ofrenda y camino de flores, a los muertos en el día que les corresponde, según haya sido su muerte; empezando el 28 de octubre, día dedicado a las “ánimas de los accidentados o muertos en desgracia”.
Luego, el 29 llegan los que han sido olvidados o no hay quien los reciba.
El 30 llegan los nonatos y niños del "Limbo", que murieron antes de haber sido bautizados.
El 31 de octubre, es un día dedicado a los niños.
El día 1º de noviembre, a las doce horas, se pone la ofrenda para los demás familiares muertos.
El día 2, se va a limpiar las tumbas y se llenan de flores de cempasúchil, garra de león, alhelí y otras.



A las 3:00 de la tarde del 2 de noviembre, suenan las campanas de la iglesia, señal de que las ánimas se van.



Al día siguiente, se levanta la ofrenda y es compartida entre amigos y familiares.


En el pueblo, de mi Abue, dicen que las animas se llevan la "sustancia" de la ofrenda y por eso es que la comida ya no tiene sabor al levantarla.


Es costumbre, que se toque en la puerta de vecinos para recibir algo de la ofrenda; eso es "pedir calaverita". 

5 comentarios:

BrainLord3ro dijo...

Asi es En México es toda una fiesta.
Una de mis favoritas, por que es cuando mi familia se reune casi completa.
Buen Post. Un saludo

Anónimo dijo...

sin duda una de las mejores tradiciones que tenemos en nuestro país. en mi caso en el Pueblo de mis abuelos es una delicia contar con esta tradición.... Super post Mel, como siempre :D

Saludos

Anónimo dijo...

Perdon Atte: @totoyrebel

Al dijo...

Está muy interesante tu blog. Te felicito porque tienes una forma de escribir muy apetitosa, sugestiva, original. Mucha miel, me encanta la miel...

Lafrau dijo...

Recien leo tu blog pero me parecio genial, te seguiré.

Lafrau